Ancuditana hace sus votos perpetuos como Clarisa en el Monasterio de Pucón

Hermanos de comunidad, familiares y amigos de Ancud acompañaron a Sor María Daniela en su profesión de fe en sus votos perpetuos en el Monasterio Santa Clara de Pucón.

María Daniela de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, (Nombre de bautizo Marcela Uribe), oriunda de Coipomó, Comuna de Ancud, estudió en el Colegio El Pilar de la misma ciudad, luego en la Universidad Austral la carrera de pedagogía básica. Trabajó como profesora en la escuela rural de Nal, posteriormente en la Escuela de Apeche de Queilen. Descubrió su vocación finalmente caminando por varios años en la Comunidad Neocatecumenal de Ancud.

 

El año 2009 entró al Monasterio de las hermanas Clarisas Capuchinas de Pucón. Donde el miércoles 22 de Febrero hizo su Profesión de fe en sus votos perpetuos. En este día tan importante la acompañaron 18 hermanos de su comunidad, amigos y familiares de Ancud. Según nos relata Silvia Agüero, quien participó de la celebración “fue un día de acción de gracias maravilloso”. La joven Sor María Daniela es la segunda joven chilota que ingresa a este monasterio, la otra hermana que entró, años antes, fue Sor María Gabriela de la Eucaristía (Claudia Oyarzo Sandoval).

En palabras de sus mejores amigas y compañera de colegio en El Pilar con “Sor Daniela siempre fuimos unas buenas amigas, teniendo en nuestros tiempos buenos temas de conversación, de viajar mucho a su casa en Coipomó y muchas veces lo hacíamos de pie, era grato caminar y conversar entre chistes, risas, penas, alegrías, etc. Siempre la recuerdo como una persona bondadosa, con mucha sabiduría, con una eterna búsqueda por ser feliz y hasta que por fin lo encontró;…, creo que uno sabia para donde iba su camino, esa era su vocación, era eso lo que tenía preparado Dios para ella, tuve la oportunidad de ir a dos ceremonias, donde se siente y se vive pura alegría, paz, armonía y esos ojos que brillan por el amor de Jesús, infinitamente feliz”.

Realmente lo que hace la persona feliz es encontrar y decir sí al llamado de Dios, cada uno tiene su vocación, cada uno tiene la libertad de responder positivamente y así sentirse pleno e feliz.

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