“Dios es en su esencia una familia”, reflexión del P. Obispo Juan María en este mes de la familia

En este mes de Octubre, les dejamos la reflexión del Padre Obispo Juan María Agurto, publicada en su editorial de nuestro boletín Navegando Juntos:

Queridos hermanos y hermanas,

Si Septiembre es el mes de la patria, en Octubre lo destacamos como el “Mes de la Familia”. Si no todos, la gran mayoría, valoramos  como muy importante nuestra pertenencia a una familia, porque es el ambiente donde nacemos, crecemos y nos desarrollamos como personas en relación a los demás. Donde reímos y lloramos. Sabemos que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, pues bien nuestro Dios es único y en tres personas distintas, es decir, Dios es en su esencia una familia, por esto nosotros tendemos y buscamos vivir y amar en familia. No somos seres solitarios y aislados, sino que en comunión con otros, mutuamente nos ayudamos a ser felices amándonos unos a otros. Cuando Jesús nos dice de amarnos como Él nos ama, este mandamiento lo debemos practicar en primer lugar en nuestras relaciones familiares para luego extender ese amor más allá en nuestra sociedad. No es fácil amar porque implica salir de nosotros mismos, ocupándonos por poner a los otros en el centro de nuestra atención, superar el “yo” para conjugar la vida con el “nosotros”.  Para amar, aprendemos de Dios escuchando lo que nos dice y mirando lo que hace, Él nos da su fuerza y ejemplo, por esto que Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo en medio de una familia en Nazaret junto a María y José, para hacernos hijos de Dios y hermanos entre nosotros.

“La familia que reza unida permanece unida”… esta verdad debemos practicarla diariamente para saber ayudarnos mutuamente. Construimos la familia con la ayuda y la fuerza amorosa de nuestro Dios.

En este mes pensemos y oremos no solo por la propia familia, oremos por las familias de los vecinos, por las familias de los migrantes que buscan mejores días para sus seres queridos; oremos por la Iglesia para que seamos capaces de crecer, convertirnos y servir como “familia de Dios”. Una atención particular por los jóvenes al estar en este mes de octubre llevándose a cabo el Sínodo de los Obispos que convocó al Papa Francisco en Roma con el tema Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.

Gracias a todos ustedes que día a día se esfuerzan por construir y cuidar su familia, con esfuerzos, perseverancia e incomprensiones pero con la alegría de estar amando. Acompañemos aquellas familias que la están pasando mal por una u otra causa. Una familia madura es aquella que también se abre al servicio de otros más allá de su círculo familiar.

El Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo los bendiga, junto a María y José.

+Juan María Agurto Muñoz, osm

Padre Obispo.

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