“DANOS, SEÑOR, UN CORAZÓN GENEROSO Y MISIONERO PARA SER SAL Y LUZ EN LA TIERRA Y LLENARLO TODO DE TU AMOR” (San Francisco Javier)

El viernes 12 de Julio partimos rumbo a Castro para dar inicio a nuestra misión-formación de invierno 2019, en esta ocasión visitamos las Isla de Chelín; sector Chelín y Huechochelín realizando el puerta a puerta para motivar las celebraciones litúrgicas de nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa de Los Andes, presididas ambas por el hermano Fray Luis.

En la Isla de Quehui participamos de las tres Eucaristías presididas por hermano Fray Julio Campos; Sector Peldehue, Los Ángeles y San Miguel, sin duda que fue de mucha alegría para nosotras misioneras que hemos compartido recientemente en Enero con la gente de ambas Islas.

Dentro de la misión siempre está contemplada la visita al Hogar de ancianos San Francisco, visitamos a los adultos mayores del sector de Putemún – Alto muro para compartir una instancia de oración y de amistad en el Señor.  En el sector de Pid Pid acompañamos al hermano Fray Yanko en el retiro sobre el encuentro con una persona llamada Jesús en momentos de oración, reflexión y adoración.

El viernes 19 de Julio participamos de la Celebración Eucarística por los 40 años de la Iglesia San Francisco, declarada monumento de la Humanidad, la que fue presidida por Don Juan María, Padre Obispo de la diócesis de Ancud.

En la formación para este invierno se nos solicitó poder motivar la vocación del catequista entregando herramientas de metodología para mejorar las prácticas de los encuentros con niños, jóvenes, adultos y sus familias, los días 17-18 y el día 20 se llevó a cabo la charla sobre el Rol de la Mujer en la Iglesia, donde pudimos reflexionar, valorar y reanimarnos desde las mismas palabras del Santo Padre en Evengelii Gaudium n° 103-104, junto a otros documentos y reflexiones de San Juan Pablo II y la DSI, realizando una miranda a la memoria agradecida de la historia donde muchas mujeres católicas han marcado nuestra religión teniendo un impacto social-cultural en las ciencias y artes.

Agradecemos nuevamente a todas las comunidades y sus familias que nos abren las puertas de sus casas para compartir el Evangelio, a las hermanas Hija de la Misericordia y los hermanos Franciscanos y a todos los catequistas que se acercaron a la formación.

En gratitud,

Daniela Lamig Pardo, misionera

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