La Parroquia de Dalcahue tiene nuevo párroco, el Pbro. Pedro Barría

La Parroquia Nuestra Señora de los Dolores de Dalcahue recibió a su nuevo párroco el Pbro. Pedro Barría Guerrero, el día 03 de Marzo, con la presencia de las diferentes comunidades, junto al Obispo diocesano Juan María Agurto y demás sacerdotes de esa zona pastoral.

El Padre Obispo, refiriéndose al Evangelio del día, en su homilía hizo hincapié en que debemos “Evitar la hipocresía, es decir tratar de lo que decimos, lo que enseñamos, lo que pensamos sea lo que realmente vivimos, eso es para todos y no solo en el ámbito de la fe sino también en la vida familiar, en la vida social tenemos que aprender esa sinceridad que nos enseña Jesús (en el Evangelio), esas son enseñanzas que debemos vivir personalmente y comunitariamente en la misma parroquia y la parroquia es la comunidad de comunidades, es la gran comunidad; hoy un nuevo sacerdote va asumir como pastor, como guía, como servidor, el primer servidor, el primero que debe servir a la comunidad, así como el Obispo tiene que hacer y ser servidor de la Diócesis e y así sucesivamente el Papa de la Iglesia Universal en nombre de Jesús; ojalá que en cada parroquia las obras que se hacen sea signo de que es una comunidad que va caminando dinámicamente, escuchando la Palabra de Dios, viviendo los sacramentos y también en la caridad, que nuestro amor se exprese en obras.”

También el Padre Pedro dejó su mensaje al asumir esta parroquia: “doy gracias a Dios por la nueva responsabilidad que me encomienda. Doy gracias al padre José Luis por su gran labor en esa comunidad, dejó gran parte de su vida allí: le tocó la restauración del templo, la reconstrucción de la casa parroquial, la creación de comunidades nuevas, etc. Todas ellas tareas nada fáciles de realizar. Doy gracias al padre Luis Angulo, que también fue párroco de Dalcahue y que me acompañó ayer. Al padre Arturo Mansilla, hijo de esa tierra y cura navegante. Al padre Carlos, de la parroquia de Achao y a todos los feligreses que estuvieron tanto del campo como de la ciudad. Ayer se vivió un contexto del octavo domingo del tiempo ordinario, un aniversario más del padre Héctor Ocampos, cura sencillo y profundo, nos marcó con su amistad y alegría en nuestra diócesis… Las lecturas de ayer fueron muy adecuadas para interpretar los momentos que vivimos. El libro del Eclesiástico nos invitaba a saber discernir lo bueno de lo malo, lo que es de Dios y lo que no, en medio de la comunidad. Junto a ello, nuestro actuar debemos hacerlo como el alfarero en la greda, ser materia dispuesta para el proyecto de amor de Dios y luego tendrá durabilidad cuando el alfarero ponga nuestra greda a cocer. San Pablo les dijo a los Corintios (y ahora a nosotros) que la mejor noticia para los cristianos es que Jesús resucitó, por eso debemos ser discípulos de Jesús resucitado. En el evangelio el maestro nos dijo que el discípulo no es mayor, que si no caminamos con Él seremos como guías ciegos, y dos ciegos juntos caen al pozo. Vivir el evangelio en la comunidad, con Cristo al centro, evangelizando al hombre integral, es decir, en su situación económica, política, social, como nos recordaba hace 50 años ya los Obispos de Medellín, es el desafío permanente en nuestras comunidades. Desde ya pido la bendición de Dios para este tiempo y un abrazo de paz, junto nuestra madre María al pie de la cruz”.

 

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